Junts ha decidido convertirse tras su ruptura con el PSOE en el muro que frena las reformas judiciales del Gobierno de Pedro Sánchez. La formación de Carles Puigdemont ironiza ahora en privado y asegura que «los jueces deberían darnos las gracias porque gracias a nosotros no habrá ni ley Bolaños ni ley Begoña», según ha podido saber OKDIARIO.

Se refieren así a las dos controvertidas propuestas impulsadas por el ministro Félix Bolaños : la reforma del acceso a la carrera judicial y fiscal, y la modificación del Estatuto de la Fiscalía que entregaría la investigación de los casos de corrupción a la Fiscalía General del Estado, mermando el papel de los jueces.

Junts ha comprendido que las reformas de Sánchez no buscan despolitizar la Justicia, sino repolitizarla en su favor. En esa ecuación, los independentistas prefieren el statu quo —con jueces que les investigan— a un sistema donde la Fiscalía General, bajo control de Moncloa, tenga las llaves de todas las investigaciones por corrupción. El cálculo es meramente político: saben que un Poder Judicial domesticado por Sánchez sería aún más peligroso para sus intereses que el actual.

El partido independentista también tumbará, como ya adelantó este periódico hace meses, la llamada «ley Begoña» , la proposición del PSOE para limitar la acusación popular que, de haberse aprobado, habría evitado que la mujer del presidente estuviera, como está, a un paso del banquillo por corrupción. De momento, la proposición de ley del PSOE sigue congelada en el Congreso.

El mismo Sánchez que necesitaba al independentismo para gobernar ha conseguido que sus socios se conviertan en salvavidas involuntario de la judicatura española. Nadie habría imaginado hace dos años, cuando se firmó el pacto de Bruselas, que Puigdemont acabaría frenando las dos reformas estrella con las que el presidente pretendía blindar a su entorno —empezando por su propia esposa— de la acción de la Justicia.

Para Puigdemont, la responsabilidad de esta ruptura recae únicamente en el PSOE, al ser quien tiene el poder para hacer cumplir los acuerdos alcanzados. «El PSOE ha considerado que sus tempos y ritmos eran los únicos válidos. Ha estado ignorando su debilidad parlamentaria y ha menospreciado los avisos y las señales que hemos ido lanzando en estos 22 meses de trabajo y 19 encuentros en Suiza. No ayudaremos a este Gobierno ni a ningún otro que no ayude a Cataluña», ha advertido.