La vida de María, su marido y sus dos hijos dio un giro de 180 grados el 29 de octubre de 2025. El conocido como día de la DANA . El agua anegó su vivienda. Quedó inhabitable . La riada se llevó sus sueños. Y, también, todas las herramientas que acumulaban para su trabajo esta pareja de autónomos. Además, arrambló con sus empleos. Ahora, están en el paro. Viven en casa de un familiar. Pero, pese a todo, no han cedido al desaliento. Al contrario, solicitaron ayuda al Gobierno para paliar los daños causados en vivienda y enseres en diciembre de 2024 . Hasta agosto de este 2025 no les llegó una carta del Ejecutivo que informaba de la apertura del procedimiento . En octubre, no han recibido ni un euro del Gobierno.

La Generalitat Valenciana y el Consorcio de Seguros sí les han pagado. Con eso, reconstruyen y sacan adelante a su familia, mientras en su interior piensan que el dinero del Gobierno no vendrá y que el procedimiento para su tramitación está agotado por silencio administrativo. Mientras reconstruyen con sus manos y sus ahorros la casa, lo que piensan ha quedado reflejado en un trozo de cartón de los que cubren el suelo, donde de su puño y letra, escrito en blanco, se puede leer: « Sigo esperando la ayuda estatal. La vida con este Gobierno es un infierno ».

La vida de María y su familia, como la de otros miles de valencianos, cambió en la trágica tarde del 29 de octubre. Para ellos incluso un poco más, ya que vivían en un bajo que fue arrasado por el agua que salió del barranco del Poyo y que inundó Paiporta en cuestión de minutos. Su casa está a pocos metros de un garaje que fue una trampa mortal para muchos vecinos que intentaron sacar el coche y que no vivieron para contarlo.

«Gracias a Dios estábamos todos en casa, cuando no deberíamos estar. Empezamos hoy con mucho jaleo en la calle y todo el mundo quería ir al garaje. Había muchos coches en fila atascados», cuenta María un año después de la tragedia. Incluso su marido deja claro que su primer pensamiento fue el de ir a por el coche, pero que finalmente desistió por el gran número de vecinos que habían pensado lo mismo.

En su bajo, que está unos metros por encima de la calle, el agua entró por el garaje. «En esta casa afectó más que el agua vino del garaje. Es un bajo que está más alto y nos entró más de un metro de agua», afirma visiblemente emocionada. Por ello, la casa de sus sueños quedó devastada por el agua.

«Las ayudas del Gobierno no han llegado»

«Nos catalogaron la vivienda como inhabitable. Las ayudas del Gobierno no han llegado. Pedimos unas ayudas y no hemos recibido nada. Se pidieron en diciembre y no sabemos nada», cuenta con claro tono de indignación por unas ayudas que el Gobierno de Sánchez prometió por los daños causados en la vivienda (más de 60.000 euros) que no han llegado a muchos vecinos de la zona cero de la DANA. «Nos ha llegado una carta que dice que si en seis meses no nos contestan y hay silencio administrativo, se ha denegado la ayuda. Pero están obligados a contestar. Me la mandaron el 14 de agosto y han pasado ocho meses. ¿Estamos dentro de los seis meses?», se pregunta.

«De la Generalitat hemos recibido dos ayudas que nos han servido para remontar el vuelo. Pudimos empezar a hacer cosas con las de la Comunidad Valenciana y el poco dinero que pudimos tener ahorrado. Con la ayuda del coche pudimos empezar a hacer el tema de la casa», cuenta sobre cómo ha sido su último año: viviendo en casa de un familiar e invirtiendo sus ahorros en remodelar su casa arrasada por la DANA . «Estamos los dos en el paro, nos quedamos sin trabajo», cuenta.

«Queremos comernos las uvas en esta casa»

Aunque el presente sea oscuro, María y su marido, dos luchadores natos durante toda la vida, vislumbran un futuro halagador: quieren pasar las navidades en su nueva casa, que están avanzando muy poco a poco.  «Queremos comernos las uvas en esta casa. Estamos haciéndonos la casa que nos gusta. Es la parte positiva. Darles caprichos a nuestros hijos para compensar», afirma María, que también deja claro que «ahora no tienes la ilusión de antes». «Estamos en casa de un familiar y ahora estamos manteniendo dos casas», dice.

Con respecto al futuro y las ayudas del Gobierno que no llegan, María deja claro que: «La esperanza es lo último que se pierde, pero lo veo muy lejano. La ayuda del Gobierno me corresponde y es mi derecho. Si eran ayudas para paliar las viviendas y enseres, me corresponden». Esta es la historia de una familia afectada por la DANA que aún confía en que se cumplan las promesas de Sánchez.