Es una suerte de mensaje en una botella cósmica, una cápsula del tiempo que ha cruzado distancias inimaginables para llegar hasta nuestro vecindario estelar. El cometa 3I/ATLAS representa para la comunidad científica una oportunidad sin precedentes para asomarse a un mundo desconocido, pues su análisis podría desvelar los secretos de su sistema estelar de origen, un rincón de la galaxia del que no sabemos absolutamente nada.

De hecho, para descifrar el contenido de este mensaje, la Agencia Espacial Europea ha movilizado una flota de instrumentos de vanguardia. Las sondas Mars Express y ExoMars Trace Gas Orbiter, actualmente en la órbita de Marte, junto con la misión JUICE, que viaja rumbo a Júpiter, han girado sus sensores hacia el cometa. Este esfuerzo coordinado permite estudiar al vi

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