En la mal llamada planta noble de la madrileña calle Génova (no cabe considerar noble ninguna planta de un edificio reformado con fondos procedentes de la caja B del PP) andaban hechos un verdadero lío con las elecciones autonómicas vislumbradas en el próximo horizonte. Dando por descontado que pensaban poco menos que iban a arrasar, hasta bien reciente esas citas electorales eran vistas como un valioso instrumento para castigar el hígado electoral de Pedro Sánchez.

A tal efecto, Núñez Feijóo y el “minarete” que le rodea dudaban sobre si les era más rentable escalonar dichas convocatorias o agruparlas en un “superdomingo”, que sería el próximo 15 de marzo, fecha tope para celebrar los comicios autonómicos de Castilla y León (salvo que el presidente de la Junta optara por adelantarlos, alg

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