Somos inquilinos de la aldea global, en un mundo interconectado en el que no hay secretos, aislamiento o atrincheramientos, salvo en pueblos remotos o encriptados que, por decisión de algún poder totalitario, le han puesto cerrojo a sus fronteras físicas y virtuales.

La información fluye gracias a las cada vez mejores tecnologías de la información. La variedad de contenidos es desbordante y de las procedencias más diversas.

Todo este caudal informativo conforma una cultura global que no reconoce denominaciones de origen excluyentes. Esta cultura global hace consonancia con la cultura de masas, hechura de las trasnacionales de la información como Disney, Warner Bros., Amazon Prime o Netflix.

La cultura de masas tiene la característica de ser de consumo fácil; no requiere de mucho esfuerz

See Full Page