El plan impuesto por Donald Trump para alcanzar un alto el fuego en Gaza no corrige el desequilibrio original que ha convertido el conflicto de Oriente Próximo en una matanza interminable. Con la aprobación de la resolución 181, la recién creada Organización de las Naciones Unidas ofreció en 1947 una salida en apariencia salomónica para un problema que, como la denominada cuestión judía , había ido adquiriendo rasgos cada vez más trágicos hasta de­sembocar en la solución final y el Holocausto. En esencia, lo que la resolución 181 sugería era devolver a los palestinos la soberanía sobre la mitad de su territorio, colonizado por los británicos, y entregar la otra mitad a los partidarios de una utopía europea, el sionismo, que defendía la creación de un Estado solo para judíos en Palestina.

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