Excesiva, dominante y magnética, Lady Gaga demostró este martes en Barcelona que es la diva por excelencia del presente con un show, el Mayhem ball , que partiendo de la imaginería operística se convirtió en una excéntrica fiesta a mayor gloria de la reina del camp. Lo gótico se dio la mano con el pop, lo trágico con el humor entre luces que pintaron de rojo sangre el Sant Jordi, convertido en oscura revisitación del país de las maravillas de Alicia. Una imaginería que dejará por los suelos cualquier intento de ser original en la próxima noche de Todos los Santos, Halloween para los criados a golpe de consumismo yanki. “Baila o muere”, proclamó la Gaga en los primeros embates de la noche.

Esqueletos, zombis que se levantan de sus tumbas, muertos que bailan como locos y calaveras gigante

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