En un sentido laxo, podría decirse que el novelista Mario Vargas Llosa ha recibido algo de su propia medicina. En Mi verdadera historia , Isabel Preysler cuenta pormenores de su larga relación con Vargas Llosa. Este hizo algo parecido con La tía Julia y el escribidor (1977), donde el romance con Julia Urquidi fue usado como material para un libro.
La tía Julia evoca a la Kathie de su obra de teatro Kathie y el hipopótamo (1983), donde un romance suyo fue aprovechado para mayor gloria de la literatura. Pero la protagonista de la obra (todo Lima supo quién era) no se hizo mayores problemas con este asunto.
En cambio, Urquidi se cobró la revancha con la crónica Lo que Varguitas no dijo (1983), donde relata su propia versión de aquella relación. Ahora se dice que la familia

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