Durante mucho tiempo se ha creído que los genes son un destino inevitable: ya que, si en tu ADN estaba escrito que ibas a tener cierta enfermedad o cierta condición, no había mucho que hacer al respecto. Pero la ciencia moderna nos ha demostrado que esto no es del todo cierto.
Hoy por hoy, sabemos que los genes pueden “escuchar” y reaccionar a lo que hacemos. A este fenómeno se le llama epigenética, una rama de la biología que estudia como los hábitos, el ambiente y el estilo de vida pueden modificar la forma en que se expresan nuestros genes, sin alterar su estructura. En otras palabras, la epigenética no cambia lo que está escrito en el ADN, pero si cambia cómo se lee.
Y entre todos los factores que influyen en este proceso, el ejercicio físico es uno de los más poderosos.
Cada vez qu

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