Resulta paradójico que un fármaco diseñado para aliviar la ansiedad severa se enfrente a un escollo mayúsculo precisamente por culpa de esa misma dolencia. El avance de las investigaciones sobre un nuevo compuesto en Estados Unidos choca con la dificultad de reclutar a pacientes para los ensayos clínicos, ya que su propia condición les genera una enorme reticencia a salir de casa. Se trata de un obstáculo casi paradójico que podría condicionar el futuro de una terapia prometedora.

De hecho, a este desafío logístico se suman los previsibles efectos del tratamiento, aunque el equipo investigador los ha calificado de asumibles. Durante los ensayos se detectaron episodios de alucinaciones, náuseas y dolor de cabeza, si bien fueron efectos secundarios leves o moderados en la mayoría de los

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