En Atlixco, Puebla, la muerte se celebra con arte y color en el Valle de Catrinas, donde 17 calaveras monumentales de más de ocho metros rinden homenaje a los oficios tradicionales de México y a quienes los desempeñaron en vida.
Cada figura –hecha por artesanos locales con la técnica de cartonería– representa una historia distinta del país que trabaja y sueña: la Tortillera, el Organillero, la Tejedora de cintura, el Panadero, el Tlachiquero o la Floricultora, símbolo del municipio. Juntas conforman un recorrido que mezcla memoria, identidad y arte popular.
Las esculturas están distribuidas en distintos puntos del centro histórico y las juntas auxiliares, creando un museo al aire libre que invita a locales y turistas a caminar entre tradición y creatividad.
“Es una experiencia única, la

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