Una madrugada de octubre de 2017, Franco Agostinelli volvía de un boliche cuando tuvo un impulso: agarró su celular, abrió el Instagram y escribió un mensaje privado. Suponía que del otro lado no iba a haber una respuesta. De hecho, lo más probable era que nunca lo leyeran. Pero no le importó. Necesitaba decir algo, como quien escribe un diario para sí mismo o pide un deseo al universo. El destinatario en cuestión era Maradona , quien en ese momento se encontraba dirigiendo al Al Fujairah de Emiratos Árabes. Franco escribió un mensaje breve y afectivo, en el que le decía que quería conocerlo y terminaba con “sos el más grande, Diego”. En ese momento le era imposible imaginar que dos años después Maradona iba a estar dirigiendo a su equipo, Gimnasia y Esgrima de La Plata, y que él n

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