Recuerdo algo que me dijo el arquitecto Jaume Carbonero hace ya unos años: que iba a estar muy pendiente del tipo de bancos que se iban a instalar tras una remodelación urbanística en Palma. Explicaba que, últimamente, se estaban poniendo de moda unos bancos que, en realidad, eran dos barras de hierro que permitían sentarse y acomodar el trasero entre las dos barras pero poco más. Por ejemplo, no permitían relajarse y, mucho menos, apoyar la espalda o tumbarse y cubrirse cuando hacía frío. Eso explica, también que haya modelos de banco con un reposa brazos en el centro. Sí, entonces como ahora ya había personas sin techo viviendo en la calle. Quizá en aquella época (y aunque el virus ya se iba incubando), las cosas eran de otra manera y no existía esa especie de repulsión, incomodidad o in
Una plaza sin bancos
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