El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado una significativa reducción de los aranceles a China, bajándolos del 20% al 10%. Esta decisión se produce tras una reunión "increíble" con su homólogo chino, Xi Jinping, en Corea del Sur. Ambos líderes se encontraron en un contexto de tensiones comerciales y buscaron cerrar un acuerdo que alivie la guerra arancelaria entre las dos potencias.
Trump destacó que durante el encuentro se alcanzaron varios acuerdos, incluyendo la reanudación de las compras de soja por parte de China, que habían sido suspendidas debido a la guerra comercial. A bordo del Air Force One, el presidente estadounidense expresó su confianza en que Xi trabajará arduamente para abordar el problema del tráfico de fentanilo, que ha sido un punto de fricción entre ambos países.
La reunión, que duró aproximadamente 90 minutos, se llevó a cabo en la base aérea de Busan, en el marco de la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Trump elogió a Xi como un "negociador muy duro" y un "gran líder de un gran país", mientras que el presidente chino se mostró "muy emocionado" de volver a ver a Trump y expresó su disposición a seguir colaborando para construir una base sólida en las relaciones entre ambos países.
Xi Jinping, por su parte, instó a Estados Unidos a centrarse en la cooperación a largo plazo y evitar caer en un "círculo vicioso de represalias". A pesar de las fricciones, ambos líderes coincidieron en que es normal que las dos principales economías del mundo tengan desacuerdos de vez en cuando.
Antes de esta reunión, los aranceles impuestos por Estados Unidos a los productos chinos eran del 30%, mientras que China aplicaba un 10% a los productos estadounidenses. La reducción al 10% por parte de Trump se considera un paso hacia la desescalada de las tensiones comerciales, que han aumentado desde que asumió el cargo en enero.
La Casa Blanca ha reconocido la cooperación de Pekín en la lucha contra el fentanilo como un factor clave en esta decisión. A cambio, China ha acordado suspender durante un año las restricciones a la exportación de tierras raras, materiales esenciales para la industria tecnológica, sobre los cuales China tiene un control significativo.
Ambos líderes han mostrado un tono conciliador, lo que sugiere un posible cambio en la dinámica de sus relaciones comerciales. Sin embargo, persisten las preocupaciones sobre las maniobras diplomáticas de China y su relación con Rusia, que Trump ha criticado en varias ocasiones. La reunión marca un nuevo capítulo en las relaciones entre Estados Unidos y China, con la esperanza de que se logren avances significativos en el futuro cercano.

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