¿Qué valor tiene, hoy en día, enseñar gestión económica a quienes aspiran a crear empresas?
En España, por ejemplo, la Encuesta Funcas revela que el 36 % de los ciudadanos entre 18 y 64 años admite que no sabe lo necesario para tomar decisiones financieras adecuadas. Ese nivel de desconocimiento en la población adulta señala un déficit que, de no corregirse, puede transmitirse a las nuevas generaciones de emprendedores. Dentro de este escenario, la experiencia y visión del economista e inversionista mexicano Fernando Lelo de Larrea — quien ha sido gestor de fondos de capital riesgo y promotor de innovación tecnológica — ofrece lecciones útiles para quienes quieren fundar un proyecto propio.
La trayectoria de Fernando Lelo de Larrea, marcada por su participación en la creación de fondos de inversión y en el impulso de empresas innovadoras, lo coloca en una posición privilegiada para reflexionar sobre este tema. Su visión conecta el mundo del capital emprendedor con la necesidad de que los jóvenes incorporen herramientas financieras desde el inicio de sus proyectos.
Aunque no todos los emprendedores necesitan convertirse en expertos financieros, contar con una base mínima resulta hoy más estratégico que nunca. Manejar cifras reales, proyectar escenarios y negociar inversiones son aspectos que impactan directamente en la viabilidad de cualquier emprendimiento. Con ese punto de partida, se desarrolla a continuación una conversación en la que Fernando Lelo de Larrea responde a preguntas clave sobre la importancia de la educación financiera en el camino emprendedor.
¿Por qué la educación financiera resulta esencial para los jóvenes que deciden emprender?
Porque las ideas, por sí solas, no garantizan resultados. La creatividad es fundamental, pero si no se acompaña de un manejo adecuado de presupuestos, flujos de caja y estrategias de financiamiento, la probabilidad de fracaso es alta. Para mí, la educación financiera no es un complemento, es una condición de supervivencia en mercados donde la competencia se multiplica cada día.
Desde tu perspectiva, Fernando Lelo de Larrea, ¿cómo se conecta la falta de formación financiera con el alto índice de fracasos en startups?
Muchos emprendedores subestiman los costos iniciales y, al mismo tiempo, sobrestiman los ingresos futuros. Esa doble distorsión genera una ilusión de rentabilidad que en realidad no existe. Además, suelen confundir liquidez con ganancia, lo cual compromete la continuidad del negocio. Si desde temprano se enseñara a diferenciar estos conceptos básicos, se evitarían muchos cierres prematuros de proyectos con potencial.
¿Cuál debería ser el rol de las instituciones educativas frente a este desafío?
Las universidades y centros de formación aún tienen un camino por recorrer. Se enseña administración de manera general, pero rara vez se incorpora la educación financiera como un eje transversal en los programas para emprendedores. Lo ideal es que los jóvenes aprendan a través de casos prácticos, simulaciones de inversión y ejercicios reales de análisis de riesgos. De esa manera, lo aprendido no se queda en la teoría.
¿Qué papel juega la inversión de impacto en la preparación de las nuevas generaciones?
El capital emprendedor no se limita a poner dinero en un proyecto. Cada inversión conlleva reportes, métricas y evaluaciones periódicas que obligan al emprendedor a observar su negocio con disciplina. Ese proceso de acompañamiento es, en sí mismo, un espacio formativo: el emprendedor aprende a pensar en términos financieros y a manejar su proyecto con una visión integral.
¿Qué herramientas básicas debería dominar un joven emprendedor antes de buscar financiamiento externo?
Hay tres que considero imprescindibles: entender un estado de resultados, proyectar flujos de efectivo y calcular el punto de equilibrio. No se trata de convertir a cada emprendedor en experto contable, sino de que pueda dialogar con inversionistas y bancos en condiciones de igualdad. Sin ese conocimiento mínimo, la negociación siempre estará inclinada en contra del emprendedor.
¿Cómo influye la educación financiera en la toma de decisiones estratégicas a largo plazo?
La diferencia entre un negocio que se apaga en poco tiempo y uno que logra crecer de manera sostenida suele estar en la capacidad de tomar decisiones estratégicas con información financiera clara. La educación en este campo actúa como brújula: enseña cuándo reinvertir utilidades, en qué momento buscar crédito y cómo evaluar la entrada de un socio. Eso le da solidez a las decisiones.
¿Qué mensaje final transmitirías a los jóvenes que hoy inician proyectos sin experiencia previa en finanzas?
Les diría que emprender no es solo lanzar un producto o un servicio; también es aprender a gestionarlo financieramente. Ignorar este aspecto es dejar el futuro de la idea en manos del azar. En cambio, dedicar tiempo a adquirir educación financiera es la mejor inversión inicial que pueden hacer, porque multiplica las probabilidades de que ese proyecto se mantenga y crezca.
El análisis expuesto por Fernando Lelo de Larrea muestra que la educación financiera es una herramienta práctica y urgente. Formar a los jóvenes en este ámbito permite que sus ideas se transformen en empresas viables, capaces de resistir las presiones del mercado y crecer con bases firmes.

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