Las luces de las casas comienzan a teñirse de naranja y los escaparates se llenan de calabazas mientras el otoño avanza hacia Halloween . Esta época invita a dejarse llevar por la lectura de historias que remueven algo más que la imaginación. La lectura se vuelve más absorbente cuando la noche es larga y cualquier crujido hace pensar que alguien se mueve en la oscuridad.
En esos días, el terror deja de ser un género para convertirse en un hábito placentero que reúne en torno a una lámpara encendida a lectores de cualquier edad. Esa costumbre lleva inevitablemente hacia los clásicos que marcaron el nacimiento del miedo literario moderno .
Mary Shelley y la creación de Frankenstein, donde la ciencia despierta el miedo
Mary Shelley dio forma a uno de los relatos más influyentes con Frankenstein . Publicado en 1818, su novela narra la historia de Víctor Frankenstein , un joven científico que reúne restos humanos con el propósito de darles vida mediante la electricidad. Su experimento se convierte en una criatura con conciencia y fuerza propias, que le obligan a afrontar las consecuencias de su ambición.

Shelley escribió este libro durante un viaje a Suiza, en compañía de Lord Byron y John Polidori, y logró con él lo que ningún escritor había hecho antes: situar la ciencia en el centro del terror . Leerlo hoy permite entender cómo la literatura transformó los temores de la época en preguntas sobre la moral y el progreso.
Oscar Wilde y El retrato de Dorian Gray , la belleza que se pudre por dentro
Oscar Wilde abordó otros miedos en El retrato de Dorian Gray , publicado en 1890. Su protagonista, un joven hermoso y adinerado, desea conservar su apariencia intacta mientras un cuadro absorbe las marcas del tiempo y de sus excesos. A medida que su vida se llena de placeres y egoísmo, el retrato se deforma hasta convertirse en un reflejo de su corrupción .
La novela, única en la producción de Wilde, examina los límites de la vanidad y el precio de la belleza . Su lectura resulta imprescindible por la agudeza con la que muestra el conflicto entre apariencia y conciencia, todavía vigente hoy en día.
H. P. Lovecraft y En las montañas de la locura , el abismo que rompe la razón
H. P. Lovecraft amplió el horizonte del terror con En las montañas de la locura , escrita en 1936. Su relato describe una expedición científica a la Antártida que descubre una civilización antigua, anterior incluso a la humanidad. Los hallazgos se transforman pronto en una amenaza que destruye la cordura de los exploradores .
Lovecraft convirtió el desierto helado en un espacio de conocimiento prohibido, donde el miedo nace de lo desconocido y de la magnitud del universo. Quien se adentra en esta novela encuentra una visión del horror basada en la insignificancia humana frente a lo incomprensible .
Bram Stoker y Drácula , el nacimiento del vampiro que nunca muere
Bram Stoker , por su parte, publicó Drácula en 1897 y estableció los f undamentos del vampiro moderno. La historia se presenta a través de cartas, diarios y recortes de prensa que reconstruyen la llegada del conde transilvano a Inglaterra y su enfrentamiento con quienes intentan detenerlo.

Stoker construyó una figura inquietante que se mueve entre el deseo y la condena, con un trasfondo de religión y moral victoriana. Leer Drácula es recorrer la raíz de una figura literaria que continúa adaptándose al cine, la televisión y la cultura popular más de un siglo después.
Robert Louis Stevenson y El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde , la batalla entre dos almas
Robert Louis Stevenson había explorado antes otro tipo de dualidad en El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde . En esta obra, un respetado médico londinense desarrolla una poción que le permite separar sus impulsos oscuros y darles forma bajo la identidad de Edward Hyde .
La trama avanza con ritmo detectivesco hasta que ambos rostros del mismo hombre se enfrentan por el control de su existencia . La novela se sostiene sobre un lenguaje preciso y una atmósfera urbana que revela el miedo al desdoblamiento moral y a la pérdida de control sobre la propia naturaleza .
Los clásicos del terror mantienen su magnetismo más de un siglo después
Todos estos libros comparten algo que el tiempo no ha conseguido borrar: siguen atrayendo miradas, lecturas y debates más de un siglo después de haber sido escritos . Su fuerza no está solo en el miedo que provocan, sino en la manera en que retratan las dudas, los deseos y los límites del ser humano . Por eso, cada relectura revela un matiz distinto, una pregunta nueva o una emoción que todavía incomoda.
Leerlos en Halloween tiene un encanto especial. Es una fecha que invita a dejarse llevar por lo inquietante, pero también a mirar con curiosidad aquello que nos asusta . Estos clásicos no solo recuerdan los orígenes del terror, sino que mantienen encendida la fascinación por lo desconocido y la necesidad de entender las sombras que nos acompañan , dentro y fuera de las páginas.

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