Pero cuando la doula comenzó a intervenir con una firmeza que él interpretó como exclusión, algo en él se encendió. “ Esto no es un protocolo, es mi hijo ”, pensó, aunque no lo dijo en voz alta. Lo que sí dijo, en un tono que hizo que el aire se volviera más pesado, fue que necesitaba abrazarla, no solo observar cómo la ayudaban.
Hailey Bieber, exhausta pero alerta, lo notó. No era la primera vez que su pareja actuaba desde el instinto, pero en ese momento, el instinto se confundía con el ego. “ Tienes que disculparte ”, le pidió, sin gritar, sin llorar, con la calma de quien ya ha visto demasiado para permitir que el orgullo arruine lo que había construido. Él no entendió al principio. No por falta de amor, sino porque nunca le habían enseñado que cuidar no siempre significa dom

El Diario de Sonora

America News
The Hill