No todos los empresarios construyen grandes compañías a partir de una visión. Otros como Gabriel Massuh, empresario chileno ecuatoriano, lo hacen a partir de una intuición.

Gabriel Massuh lo entendió a los 23 años. Cuando decidió dejar Guayaquil, estudiar en Estados Unidos y empezar un negocio en Chile no tenía certezas, pero sí una idea clara: la fruta tropical. “Comencé con plátanos, que no se producen en Chile y luego nos expandimos. Las frutas son un puente entre países, culturas y economías y con trabajo y respeto hemos conseguido liderar el mercado”, señala desde su oficina.

Tres décadas después, esa intuición se transformó en Bagno, una empresa que redefinió el mercado de importación frutícola chileno. En los años noventa, Chile ya tenía una reputación consolidada como país expo

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