En una ciudad tan vibrante y tan pujante como Aguascalientes, con más de un millón de habitantes, las personas con discapacidad nos enfrentamos cada día con el reto de movernos y, a través de nuestra funcionalidad, incluirnos en las tareas de la vida social, como cualquier otra persona. Partimos, antes que nada, de vernos —y de ser vistos— como peatones. Peatones con movilidad reducida que ocupamos la base de la pirámide de la movilidad, esa que nos recuerda que el peatón debe ser prioridad en toda política urbana, porque es quien más depende del entorno para desplazarse.

Aun así, el camino hacia una movilidad plena sigue siendo un reto que se construye día con día. Las calles, el transporte público, la señalización y la infraestructura aún tienen áreas de oportunidad, pero lo más valioso

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