El frente de Sumy, en el noroeste de Ucrania, se convirtió en un infierno. A plena luz del día, drones rusos surcaron el cielo como aves de la muerte y detectaron el movimiento de una unidad de asalto ucraniana. En ese grupo estaban tres argentinos: José Adrián Gallardo (53), Mariano Franco (47) y Ariel Achor (25).

No alcanzaron a disparar. Rusia los cazó sin piedad. En su primera misión fueron rodeados, atacados desde el aire y arrasados por explosiones coordinadas. El suelo se abrió bajo sus pies cuando una mina detonó. Fue el final. Moscú celebró el golpe táctico; en Argentina, tres familias quedaron en silencio.

De Buenos Aires al frente del horror

Ninguno de los tres tenía formación militar en Argentina. Pero los unía una convicción: detener el avance ruso. Llegaron a Kiev hace ape

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