La milenaria tradición celta de tallar rostros humanos en frutas y verduras, que habría nacido con las remolachas y migró a las calabazas cuando comunidades irlandesas y escocesas rehicieron su vida en los Estados Unidos, fue retomada hace 35 años por el boyacense conocido en plazas de mercado como Don Pedro Bohórquez.
Entre sus clientes están embajadas, centros comerciales, restaurantes y particulares que, en la temporada de Halloween, “se enamoran” de sus obras realizadas sobre las míticas bayas de cáscara dura, que suelen ir iluminadas con una vela.
Según recordó en diálogo con la Alcaldía de Bogotá, desde hace 35 años inició a tallar calabazas y, desde entonces, no ha parado.
‘’El proceso parece sencillo, pero requiere paciencia, fuerza y creatividad. Para ello, selecciono las calab

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