El 21 de diciembre de 2022, José Aguilera, un joven paraguayo de 29 años, comenzó a sentir una fuerte disminución en su capacidad respiratoria, que luego se fue agravando cuando sintió que se quedaba sin aire: “Acostado, casi me asfixié, sentía cómo se me cerraba la garganta y el pecho, me costaba respirar”, relató a C9N. Lo que en un principio no entendía tenía una respuesta: el uso excesivo del cigarrillo electrónico.

Ese aparato se ha convertido en la falsa promesa de que ayuda a dejar de fumar, que es una alternativa con una gran oferta de sabores, olores, tamaños y hasta precios, que se ha convertido para jóvenes y adultos en una opción con la que buscan ‘camuflar’ el consumo del cigarrillo tradicional. Una moda que se instaló bajo la idea de que son más ‘saludables’ y ‘menos dañino

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