Desde la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en 1950, el país construyó una infraestructura científica y tecnológica única: tres centrales en operación – Atucha I, Atucha II y Embalse- , centros de investigación de referencia y empresas como INVAP , reconocida mundialmente por sus exportaciones de reactores y sistemas de control. Sin embargo, esa fortaleza técnica contrasta con un marco jurídico disperso y una política que avanza con lentitud frente a los desafíos del siglo XXI.

Así lo plantea el informe “La energía nuclear en Argentina y su encrucijada político-legal” , elaborado por Thomas Viscovich y Gonzalo D. Aranda, que analiza con precisión la situación regulatoria del país.

Los autores advierten que mientras la Nación conserva la titularidad sobre l

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