Una alerta de cumpleaños que avisa a los amigos del día del aniversario del ya finado, porque aún tiene cuenta en Facebook... o una segunda vida, tras el fallecimiento, a través de una imagen que alguien recrea con inteligencia artificial (IA). Cada vez más personas quieren dejar atado —y bien atado— el cierre de sus cuentas en redes sociales, la eliminación de datos personales en el DOG o el BOE, sobre todo cuando se refieren a multas o procedimientos judiciales. Y también, dejan expresado cómo actuar ante casos que, como en otros momentos de progreso tecnológico, tienen un futuro difícil de prever.

En el siglo XXI, morir ya no es desaparecer del todo. Las fotos, los correos, las búsquedas en Google y los perfiles en redes sociales prolongan una presencia que a veces perdura más allá de

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