Picor, enrojecimiento, descamación o pequeñas calvas en la zona de la barba son motivos de consulta cada vez más habituales en las clínicas dermatológicas. Aunque muchos pacientes asumen que se trata de dermatitis seborreica o eccema, los especialistas alertan de que una parte importante de estos casos corresponden en realidad a una infección fúngica conocida como tiña de la barba o tinea barbae.
«La tiña de la barba es una infección causada por hongos dermatofitos que afectan al folículo piloso y a la piel circundante. Su aspecto puede confundirse fácilmente con una dermatitis o una foliculitis bacteriana», explica la doctora Cebrián. El error diagnóstico es frecuente: los pacientes suelen automedicarse con cremas de corticoides que, aunque alivian el picor de forma momentánea, empeoran la infección al suprimir la respuesta inmune local.
La confusión no es casual. Ambas patologías comparten síntomas visibles —enrojecimiento, descamación, irritación—, pero la tiña suele provocar lesiones más delimitadas, con bordes elevados y áreas de pérdida de pelo. En los casos más avanzados puede aparecer inflamación, supuración e incluso formación de costras.
Cómo se transmite y a quién afecta
Aunque tradicionalmente se asociaba a entornos rurales o al contacto con animales domésticos infectados, los dermatólogos destacan que la tiña de la barba está aumentando en entornos urbanos, especialmente entre hombres jóvenes que usan máquinas de afeitar o cortapelos compartidos. También se ha descrito su relación con hábitos de higiene inadecuados y con el uso frecuente de barbas cerradas o muy pobladas, que favorecen la humedad y el crecimiento fúngico.
La moda de la barba larga ha traído consigo un cambio en la microbiota cutánea y nuevas condiciones de humedad y oclusión que favorecen las infecciones por hongos.
Diagnóstico: el papel clave del especialista
El diagnóstico correcto requiere exploración clínica y confirmación mediante examen microscópico o cultivo micológico. Los dermatólogos insisten en no iniciar tratamientos por cuenta propia ni aplicar cremas de uso común sin orientación médica.
«El diagnóstico diferencial con dermatitis seborreica, psoriasis o foliculitis bacteriana es fundamental. Un simple raspado cutáneo permite identificar el hongo y aplicar el tratamiento adecuado», detalla la especialista.
Tratamiento eficaz y prevención
El tratamiento de la tiña de la barba se basa en antifúngicos orales, como la terbinafina o el itraconazol, acompañados de medidas higiénicas y, en algunos casos, cremas antifúngicas tópicas. La respuesta suele ser buena, aunque el tratamiento debe mantenerse durante varias semanas para evitar recaídas.
También se recomienda desinfectar o sustituir las maquinillas de afeitar, peines o cepillos utilizados durante la infección, y evitar compartir objetos personales. Mantener la piel seca y limpia, y realizar una limpieza adecuada de la barba con productos no oclusivos, ayuda a prevenir nuevos episodios.
Un diagnóstico que evita cicatrices
Si no se trata a tiempo, la tiña puede dejar cicatrices permanentes o alopecia irreversible en la zona afectada. De ahí la importancia de consultar al dermatólogo ante cualquier irritación persistente en la barba o el cuello. Muchos pacientes llegan tarde porque creen que es una simple dermatitis. Cuanto antes se diagnostique, mejor será el pronóstico.

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