Cada 31 de octubre , mientras que en casi todo el mundo se ven calabazas brillantes y disfraces espantosos , en muchas familias prefieren mirar al pasado y honrar a los que se fueron. En vez de festejar el terror, celebran la memoria. Así perduran los finaos , un hábito muy metido en la cultura isleña que lucha contra la expansión del mundial.

Una tradición con mucha historia

La palabra “finaos” viene del término “finados”, que se usaba para nombrar a los difuntos . Aunque ahora suene casi lírico, esconde una costumbre antigua. En épocas pasadas, las familias canarias se juntaban al anochecer del 31 de octubre para charlar sobre sus fallecidos, recordar momentos y mantener vivo su recuerdo. Se pensaba que en esa noche las almas volvían un rato al calor del hogar.

Varios estudios

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