En un túnel cerrado, un vehículo de grandes dimensiones averiado bloquea un carril. Los coches se acumulan, los conductores desesperan y los agentes de tráfico, impotentes, intentan despejar la vía. Pero no hay grúa . Ni pública, ni contratada. Cada vez que un camión, autobús o tráiler queda parado en la carretera, se repite el mismo ritual: llamadas, esperas y, a la postre, el colapso. La Dirección General de Tráfico (DGT) no tiene medios propios para retirar estos vehículos. "Estamos igual que hace 40 años. Los vehículos pesados no tienen asistencia porque cuesta un dineral y casi ninguno contrata esa cobertura. Si el conductor no puede pagar los 3.000 euros que cuesta levantar un camión, éste se queda ahí horas. Y mientras tanto, el tráfico se paraliza ", explican fuen

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