Lejos de un apagón súbito, la muerte biológica es como una coreografía eléctrica en el cerebro. Nuevas investigaciones describen el viaje final de la consciencia y nos ayudan a comprender que en ese umbral entre la vida y la muerte suceden cosas incomprensibles que impulsan un cambio cultural en el entorno familiar.
Durante más de 25 siglos, la filosofía y la religión han ofrecido consuelo y marco al misterio de la muerte, especialmente en la solemnidad cristiana del día de todos los santos que desde el siglo IX se celebra cada 1 de noviembre. Sin embargo, en los últimos años, la ciencia ha comenzado a correr el velo para revelar una frontera mucho más compleja de lo que jamás imaginamos. La muerte, según las últimas investigaciones, no es un interruptor que se apaga, sino una cascada d

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