Un mes de cierre de gobierno en Estados Unidos. Un mes en que la Casa Blanca republicana y el Congreso de mayoría roja deberían cargar con todo el peso político del estancamiento. Y, sin embargo, las encuestas muestran una realidad sorprendente: los que salen golpeados son los demócratas. ¿Cómo ocurrió? Porque en esta partida, la narrativa le pertenece a quienes construyeron el discurso, no a quienes sostienen la culpa.

Los republicanos, desde el poder, tenían todas las cartas: control del Ejecutivo, control de la Cámara de Representantes. Podían imponer su agenda o asumir el fracaso. Pero han optado por jugar la duración y el desgaste. Y mientras tanto, una comunicación eficaz ha sido clave. En lugar de admitir que la paralización es suya, han movilizado debates sobre temas sensibles, qu

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