Octubre tiene algo en el aire. ¿Será por el aroma a césped recién cortado que hay en los parques? ¿O por el color rosado de los lapachos alzándose ávidos hacia el cielo desde las calles? Las máquinas de pasto pasean más a menudo por las plazas; y el aire se llena de colores nuevos. Octubre trae algo consigo. Siendo un mes que no es inicio de estación, trae sin embargo la certeza de que la decidida marcha hacia el verano ya ha comenzado. Cada mes tiene sus sentimientos. Octubre, por ejemplo –y esto puede ser motivo de un gran debate–, es el mejor mes para tener las ventanas abiertas. Porque ya no entra el penetrante frío de junio (con excepciones como las de esta semana) ni se conoce todavía el sofocante aire que vendrá en enero.

Octubre tiene el delicado viento de la media estación. El

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