Estamos en una sociedad en donde aún se confunde: “estar juntos con estar bien”, y en este contexto el divorcio sigue siendo percibido como una derrota, cuando muchas veces es un acto de madurez emocional y de responsabilidad personal .

Sucede que la decisión de avanzar con el divorcio carga de culpa y miedo a quien la toma: miedo a “romper” la familia, a dañar a los hijos, o a quedar como “el malo”. Como abogada, veo personas que viven separadas hace años, pero no logran firmar el divorcio por todo lo anterior.

La realidad es que, al iniciar la demanda el juez no pide que detalles un por qué. Ese requisito respondía a un paradigma que contemplaba solo una forma de familia e incluso judicialmente se priorizaba la permanencia.

Actualmente hay familias ensambladas, monoparentales y múlt

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