Bertol Brecht decía que "el peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa. No sabe que el costo de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de que los remedios dependen de decisiones políticas. El analfabeto político se enorgullece y se ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los males: la pobreza institucionalizada". Cabe preguntarse si hoy, en esta nueva modernidad, no hay un personaje aún más devastador: el "autodesinformado". Con ingenuidad candorosa las nuevas generaciones de "nativos digitales" se han tragado el cuento de que los medios virtuales les iban a facilitar la "verdadera" libertad en la información. Que los a

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