Héctor Munguía heredó las dos profesiones de su padre, el boxeo y la sepultura; ambas lo han acompañado toda la vida

Alrededor del mediodía, cuando el sol más atiza , el señor Pablo Munguía y su hijo Héctor Munguía trabajan a marchas forzadas con pico y pala para cavar el hoyo requerido a solicitud de unos familiares para que a las cinco de la tarde quede listo y se le pueda dar sepultura a un recién fallecido.

Mientras que los dos boxeadores cumplían con su trabajo se dieron tiempo de atender a ESTO. Cada uno se turna, van por tiempos, el trabajo compartido resulta un poco más “sencillo”. Pablo, con mayor experiencia, casi 27 años, comienza a cavar, mientras que su hijo espera su oportunidad.

Cuando Héctor ingresa al agujero y sale su padre, éste toma el micrófono del D

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