Los estadios tienen memoria. Ellos no hablan, pero atesoran recuerdos en su estructura. Por eso, cuando ocurren cosas extraordinarias de un muchacho de 21 años, quien aparece con un swing que hace ruido, los parques lo recuerdan, los comentaristas lo anotan, los lanzadores empiezan a sospechar. En Barquisimeto lo están viendo en tiempo real. Jeferson Quero no llegó para mostrarse, llegó para quedarse.

Debutó en la LVBP con un jonrón. Al otro día, hit. Al siguiente, más contacto. Y este jueves volvió a depositar la pelota detrás de la cerca. Tres jonrones en seis juegos. Una línea ofensiva de .350/.409/.850. Nueve empujadas. Y la sensación —inevitable— de que estamos presenciando el despertar de un bate que estaba guardado para el octubre venezolano.

No es el primero en debutar con jonron

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