Las redes sociales ganaron terreno en los últimos tiempos y en muchas ocasiones utilizamos, para nuestras fotos, filtros que nos hacen ver más lindos, con mejor piel y con menos arrugas. Pero hay personas que pueden excederse en su uso para verse más jóvenes y esto puede ocasionar que se arruine la autoestima.

Aproximadamente el 90% de las mujeres de entre 18 y 30 años emplea filtros de belleza antes de subir sus imágenes y, a veces, nos son retoques sutiles, ya que se pueden ver imágenes que crean una persona diferente a la que subió la foto y ahí surge el problema: este abuso puede distorsionar la autopercepción que tenemos y es lo que se conoce como dismorfia de la selfie.

Los filtros de belleza refuerzan los cánones asentados, es decir, cejas gruesas, pero bien definidas, labios

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