En el corazón del centro histórico de Chihuahua, donde el aire se llena de incienso, pan de muerto y cempasúchil, hay un escaparate que no celebra el recuerdo, sino la permanencia. Detrás del vidrio, inmóvil y vestida de encaje, una figura observa a quienes se detienen frente a ella: La Pascualita, la novia que desde hace casi un siglo habita entre la vida y la leyenda.
Un maniquí demasiado real
La historia se remonta a marzo de 1930, cuando Doña Pascuala Esparza, dueña de la tienda de novias La Popular, presentó un nuevo maniquí. No era como los demás. Tenía ojos de cristal, pestañas postizas y manos tan detalladas que parecían de carne. Las uñas, perfectas, daban la impresión de haber sido recién arregladas.
Esa extraña perfección despertó los murmullos del pueblo: el maniquí se parec

Net Noticias

El Sol del Centro República Justicia
CNN
Raw Story
ABC30 Fresno World