Un líder sénior lleno de energía, que constantemente propone nuevas ideas, responde de inmediato los correos electrónicos y cambia de rumbo rápidamente cuando surgen nuevos datos, suele describirse como una persona decidida u orientada a la acción. Pero ¿y si ese mismo comportamiento, en realidad, está restando valor a la organización?

Durante las últimas dos décadas, he entrenado y asesorado a cientos de líderes sénior (CEO, presidentes de juntas directivas, socios operativos y ejecutivos de empresas tecnológicas, de capital privado, de servicios profesionales y de alto crecimiento).

Lo que he aprendido como estratega, inversionista y fundador es que muchos de los comportamientos que admiramos en los puestos más altos no son, en realidad, señales de efectividad. Son síntomas de un exces

See Full Page