El pasado 13 de abril fue el último día que Oier Lazkano se puso el maillot del Red Bull Bora , el equipo que lo fichó para este año con un sueldo de estrella que le permitía abandonar Vitoria e irse a vivir y a tributar en Andorra. Era la París-Roubaix, entró en el puesto 117, el último de los corredores a los que se tomó tiempo. Detrás de él, solo cinco que llegaron fuera de control y una ristra de retirados.

No era lo esperado para un corredor con un contrato millonario, que ya había sido ganador de la Clásica de Jaén y campeón de España . Sus resultados anteriores no habían sido mucho mejores. No acabó el Tour de Flandes y su mejor clasificación había sido el decimonoveno puesto en la contrarreloj de la Vuelta al Algarve.

Después de ese 13 de abril, Oier desapareció . En el equip

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