En medio del lujo, la ostentación y el despilfarro de la era Trump, raramente se escribe sobre la pobreza que actualmente existe en los Estados Unidos. Menos aún, sobre el hambre.
Cada mes, el gobierno federal de Donald Trump transfiere 8 mil millones de dólares al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas inglés), lo que lo convierte en el plan asistencial contra el hambre más grande del país.
Alrededor de 42 millones de personas de bajos o nulos ingresos dependen directamente de los beneficios del SNAP: según datos oficiales, la asignación promedio es de 332 dólares por hogar.
Los beneficiarios del plan (uno de cada ocho estadounidenses) reciben mensualmente sus recursos en una tarjeta similar a una de débito que se puede utilizar en supermercados, mercado

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