La orden de Carlos III a su hermano Andrés de que abandone inmediatamente la mansión de Royal Lodge en el palacio de Windsor tras despojarle el título que le quedaba, el de príncipe, enojó enormemente al repudiado cuando se lo propusieron hace unas semanas.

El rey Carlos III ha tomado esta y otras medidas drásticas para distanciar a su hermano de la institución monárquica, tras años de enormes polémicas e investigaciones judiciales por de su amistad con el financiero Jeffrey Epstein y las acusaciones de abuso sexual por parte de Virginia Giuffre . La joven se suicidó en abril de este año y sus memorias póstumas , publicadas este mes en el libro Nobody’s Girl, han reavivado el escándalo.

La situación en la casa real británica se ha complicado con las exigencias del propio Andrés, quien, a cambio de abandonar su lujosa residencia de 30 habitaciones, solicitó nada menos que dos mansiones del patrimonio real.

Andrés y su ex esposa Sarah Ferguson aceptaron dejar Royal Lodge, en Windsor, donde residen desde 2003 sin pagar renta real, solo un simbólico «grano de pimienta» al año, pero exigieron a cambio la casa Frogmore Cottage para él mismo y de la  Adelaide Cottage para Sarah, según aseguran  The Sun y Daily Mail.

Frogmore, la antigua residencia de Harry y Meghan en Windsor, es un refugio discreto, mientras que Adelaide, a pocos minutos a pie del Castillo de Windsor, fue el hogar de William y Kate Middleton en sus primeros años de matrimonio.

Estas propiedades, ambas propiedad de la Corona, es el «paquete de compensación» que Andrés considera esencial para mantener un estilo de vida acorde a su estatus, a pesar de haber sido repudiado y de irle quitando derechos reales desde 2019.

El rey Carlos, que ha presionado durante meses para que su hermano Andrés  abandone Royal Lodge, en el castillo de Windsor, valorada en unos 38 millones de dólares, ha rechazó esta exigencia de su hermano, por ahora,

Fuentes cercanas a las negociaciones describen «días de debates intensos» en Buckingham Palace, con Andrés acusado de estar «desconectado de la realidad», según sostiene Ingrid Seward , editora de Majesty Magazine .

Buckingham anunció este jueves que Andrés será desalojado formalmente de Royal Lodge y se mudará a una propiedad no revelada en la finca privada de Sandringham, en Norfolk —un exilio simbólico comparado por analistas con «la Siberia real», que él describió.

Además, Carlos ha iniciado un proceso formal para retirar todos los títulos reales de Andrés, incluyendo su estatus de príncipe y el ducado de York. A partir de ahora, será conocido como Andrew Mountbatten Windsor, un nombre que evoca la humillación y el distanciamiento total de la línea principal de la Corona.

Sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, conservarán sus títulos, pero Sarah Ferguson deberá irse también a su propia vivienda. Esta decisión, que Andrés no objetó según fuentes palaciegas, ha sido recibida con alivio por gran parte de la opinión pública británica. Una encuesta de YouGov reveló que el 79% de los encuestados considera que fue «lo correcto», hartos de sus escándalos.

La reacción del Gobierno de Reino Unido, liderado por el primer ministro laborista Keir Starmer, ha sido de apoyo unánime y explícito a las acciones de Carlos III. Tras el anuncio, el Gobierno fue consultado formalmente y emitió un respaldo claro: «Apoyamos estas medidas como constitucionalmente apropiadas», según un comunicado de Buckingham Palace que cita a autoridades gubernamentales.

No se planea remover a Andrés de la línea de sucesión (donde ocupa el octavo lugar), ya que requeriría un acto parlamentario y el consentimiento de las naciones de la Commonwealth, un proceso que Carlos evitó para no distraer al Parlamento de temas urgentes como la economía y el cambio climático.

El Gobierno también ha descartado abolir el ducado de York por vía legislativa, optando por un mecanismo real que envía órdenes al Lord Chancellor para eliminarlo del Registro de Pares.