“Un alumno le dijo a Fede, en chiste: ‘Agregale proteína al mate’. Nos reímos, pero nos quedó picando la idea”, cuenta a AIRE Karen Márquez , una de las creadoras de Promate, el primer proyecto argentino que busca desarrollar yerba mate con aporte nutricional sin alterar su sabor, aroma ni color. Pro Mate

Ella y su pareja, Federico Serrano, no vienen de la industria alimentaria ni de la biotecnología. Son empleados, llevan adelante un gimnasio familiar y —hasta ese momento— jamás habían pensado en meterse en un laboratorio. Pero la curiosidad pudo más. “Fuimos al súper, leímos etiquetas, buscamos en internet. Y descubrimos que la yerba casi no tiene proteínas. Ahí dijimos: ¿por qué no?”, recuerda Karen.

Una idea loca, una fórmula inédita

Lo que siguió fue una historia de prueba

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