Hay amores que desafían al tiempo, que no necesitan una vida entera para ser eternos. Amores que dejan raíces tan profundas que florecen en quienes vienen después. Esta es la historia de una mujer y un hombre que se amaron en los años 70, cuando en Chubut casi todo parecía estar escrito de antemano. Ella era una joven de familia tradicional, criada bajo las reglas de una época que exigía obediencia y deber. Pero nunca encajó en ese molde. Soñaba con ser libre, con estudiar, con escribir su propio destino.

Perdió a su padre justo antes de cumplir quince años y ese dolor la empujó a ser fuerte. Terminó la escuela interna en el Colegio María Auxiliadora y, con la ayuda de sus hermanos, partió rumbo a Córdoba. En barco, primero hasta Buenos Aires; después, por tierra hacia “La Docta”. Allí c

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