Natural de Gáldar, Nicolás Guerra se formó y creció en una escuela en la que tuvo la suerte de cruzarse con un maestro que lo invitó a manejar como libro de lectura el diccionario de la lengua española. No sólo en las aulas aprendió, también lo hizo en las calles de su pueblo y la playa de Sardina, donde conoció las diferencias sociales y culturales que siempre lo han llevado a la defensa de aquellos a los que la vida no les ha ofrecido las mismas oportunidades que a él. Jubilado desde hace años, sigue escribiendo semanalmente en prensa. Ahora es miembro honorario de la ACL.

–¿Qué supone formar parte de la Academia Canaria de la Lengua? Y sobre todo, ¿para qué sirve esta institución?

–En diciembre del año pasado me llamaron a ver si me interesaba o si no ponía objeción a que me presentar

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