A siete semanas de terminar el primer tramo de la última legislatura de este cuatrienio gubernamental el panorama para el proyecto de reforma a la salud en el Congreso es cada día más incierto.

Las discusiones en la Comisión Séptima del Senado siguen trabadas y aunque el Gobierno, a través de los ministros de Salud e Interior, busca construir malévolamente una narrativa política y mediática según la cual los parlamentarios de partidos opositores e independientes mantienen frenada la iniciativa, la realidad es otra.

Esta reforma lleva muchas sesiones sin superar un tema crucial para determinar su viabilidad y funcionalidad: aterrizar cuánto costará la implementación de los cambios estructurales que plantea al sistema de afiliación y atención médica. Una controvertida reingeniería que prác

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