Con la llegada del frío, los días se acortan, los radiadores se encienden y los hogares se llenan de mantas, nórdicos, estufas y braseros. Es tiempo de estar en casa, pero también de enfrentarse a uno de los inconvenientes más comunes de esta época: la condensación.
Despertarse con las ventanas cubiertas de pequeñas gotas de agua es una escena habitual cada invierno. Este fenómeno ocurre cuando el aire caliente y húmedo del interior de la vivienda entra en contacto con el cristal frío , provocando que el vapor se enfríe rápidamente y se transforme en agua. Si no se controla, esta humedad puede generar moho negro alrededor de las juntas, dañar las superficies y afectar a la salud.
Ante este problema, un truco casero popularizado en el Reino Unido está ganando cada vez más adeptos en

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