Cada vez que me siento a comer, escucho la voz de una mujer en mi cabeza. A veces es de Nueva York, a veces de Los Ángeles. Tiene una voz grave y un estilo de vida que gira en torno a dar 10.000 pasos al día. Se gana la vida en internet, publicando vídeos que aconsejan a otras mujeres sobre alimentación. En el desayuno, mientras bebo un batido de proteínas, la oigo recordándome que empezar cada comida con proteínas favorece la saciedad. En el almuerzo, mientras como kale o quinoa, la imagino hablando de mantenerse delgada y ligera. Al mirar la carta de cócteles, la siento señalar cuáles bebidas son simples postres líquidos con un chorrito de alcohol. Y cuando llega la tarta de queso, no puedo evitar su consejo de dar solo tres bocados: uno para probar, otro para saborear y otro para reflex

See Full Page