La comunidad campesina de San José de Apata, en Jauja, atraviesa una crisis prolongada marcada por el cambio climático y la ausencia de apoyo estatal. “La economía local ha bajado entre 50% y 60% en los últimos diez años porque ya no hay pastos, la producción ya no es como antes y la agricultura es muy baja”, afirmó Humberto Carhuavilca, agente municipal.
El acceso al agua es la necesidad más urgente. Durante los meses más secos, el servicio domiciliario no abastece y los comuneros deben caminar largas distancias para abastecerse. “En verano no llega casi nada de agua; por eso hay que racionar y muchas veces caminar tres horas o más hasta la laguna” , señaló Carhuavilca.
Esta situación afecta directamente a sus cultivos y al ganado, donde incluso se registra la muerte de crías. “Si

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