Hubiera cumplido 112 este noviembre. Y lo habría hecho sonriéndole a las velas, como siempre hacía, repitiendo que ella era lo que ponía en la tarta: las felicidades. Felicitas. Se quedó a las puertas, pero su nombre se ha sumado a la lista berciana de quienes desafían al tiempo, de esos que parecen guardar en la mirada una chispa de eternidad. De esa lista que hoy se consulta para buscar la medalla del Territorio Azul, esa zona donde hasta la vida se resiste a irse y pelea por seguir cumpliendo años, siempre que sea en casa. El Bierzo es, en sí mismo, una tierra centenaria. Acoge a los suyos con paciencia, con raíces profundas, con la sabiduría de quien entiende que vivir no es correr, sino permanecer. Aquí, los años no pesan: florecen. Son ya veintiún municipios bercianos los que suman c

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