Colaboración especial de Mateo Castaño Sierra

Hasta hace apenas una década, Medellín era casi invisible en el mapa del turismo mundial. Marcada por la violencia del narcotráfico en los años 80 y 90, la ciudad era un lugar del que se huía, no un destino al que se viajaba. El turismo extranjero era prácticamente inexistente: en 2015, menos de doscientos mil visitantes internacionales llegaron a Antioquia. Hoy la historia es otra. En 2024, Medellín y el departamento recibieron más de un millón de turistas extranjeros, número que multiplicó por cinco las cifras de hace apenas diez años. El turismo se convirtió en la segunda fuente de exportación del departamento, solo por detrás del oro, y por encima de productos tradicionales como el café, las flores o el banano. Ese salto no fue casual. Es

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