Vecindario amaneció envuelto en una escena que parecía sacada de una postal invernal. El sol, aún oculto tras las cumbres, no lograba abrirse paso entre un manto espeso de niebla que cubría calles, tejados y carreteras, dibujando siluetas fantasmales en pleno corazón del sureste grancanario.

Desde los puntos más altos apenas se divisaban las luces de los vehículos que circulaban por la GC-1. En las imágenes grabadas poco antes del amanecer, solo el foco de un coche permite intuir el asfalto a la altura de Doctoral. La visibilidad era mínima.

La niebla desciende al nivel del mar

Lo que vive Vecindario durante las primeras horas de este martes es una inversión térmica en superficie , un fenómeno meteorológico que atrapa el aire frío en las capas bajas de la atmósfera, impidiendo que

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